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EL LADRON DE SUEÑOS (1 PARTE)

Era increíble, pero tenía razón, era un ladrón de sueños.
La alerta fue desatada por un escritor que tenía en mente un nuevo cuento, que por costumbre y por compenetrarse tanto en la historia, siempre soñaba un par de noches antes de comenzar a escribir.
Finalmente escribió el cuento, pero antes de publicarlo leyó la misma idea en un libro de cuentos, con detalles que eran demasiada coincidencia para que se copiasen, como el nombre de los personajes o el lugar donde transcurría la historia.
Más sospechoso le pareció al descubrir que el escritor, teniendo todo el mundo, vivía en un hostal en Cadaques, lugar donde había pasado las últimas vacaciones. Recordaba que había elegido aquel hostal por una oferta que le había llegado por carta a su hogar, con precios realmente baratos por ser temporada alta.
Lo primero que averiguo fue el nombre del hostal, y sí, era el mismo. Pero luego había algo que no cerraba, y era el hecho de que no había escrito ni una palabra del cuento hasta que había vuelto a Barcelona, donde residía y escribía. En vacaciones nunca tocaba una pluma, era una norma impuesta por su esposa que cumplía también por voluntad propia. Incluso, otra costumbre en su estructurada vida era no mencionar nada sobre una idea hasta ponerla por escrito, y lo hacía más que nada para no confundirse él mismo. Por tanto estaba seguro que no había dicho palabra de la historia durante su estancia en el hostal. ¿Cómo se había enterado pues el que le robó la idea?.
Lo primero fue volver al hostal, y lo hizo nuevamente como turista, pero una vez en la habitación comenzó a buscar algún micrófono o cámara. Pero no logró encontrar nada sospechoso.
Esa noche se acostó pensando en la manera con la que el dueño del hostal le había robado su cuento, y eso mismo, o algo similar con las clásicas deformidades de los sueños, fue lo que soñó.
Se quedó dos días y no logró encontrar rastros para poder acusar al hostelero y se hubiese rendido de no ser porque el día que volvía a Barcelona, se cruzó con otro escritor que conocía por nombre aunque nunca lo había visto en persona. Era mucha casualidad que también éste escritor haya sido invitado con aquella gran oferta, por lo visto solo para escritores.
Una vez en la ciudad se presentó ante la policía, pensando que ellos sí lograrían, de realizar un allanamiento, encontrar las pruebas que él no había encontrado pero que sabía que existían.

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