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Kosh

LA PIEDRA

Avanzaba entre las penumbras
de una caverna impresa en el monte
y que se hundía hasta su corazón.
Afuera un atardecer marchitandose
la luz escaseaba pero era suficiente
porque no se iría sin la piedra
era el trabajo de toda su vida
su mas profundo deseo por siempre
todo aquello por lo que luchaba
lo que le daba un sueño de fuerza
en las crueles noches sobre las laderas
en busca del lugar donde se oculta.
El objetivo de un sacrificio es un bien
la piedra era esa sutil recompensa
el brillo que las leyendas relataban
de aquellos pocos que pudieron verla.
Un brillo puro, delicioso, supremo
diferente a todo lo que se conocía
casi mágico para los afortunados ojos.
Su ambición creció con los años
guiándolo por rutas falsas y cercanas
imaginando aquel ansiado momento
en que sus ojos conozcan su sueño.
Entonces vio en la espesa oscuridad
Su pulso crecía con sus esperanzas
estaba allí, inmóvil por los siglos.
Se acercó y la tomó entre sus manos
era algo que no es posible describir
la pulió y la luz llegó hasta sus ojos
todo había cobrado sentido para él
todo lo que había luchado estaba allí
resumido en aquella luz fantástica.
Pero pasaron unos minutos de silencio
y luego su brillo fue apagandose
y no era la piedra la que lo hacía
sino el que veía su mente al tiempo
se fue acostumbrando a lo que había
hasta que la piedra perdió su valor
entonces dio media vuelta y se fue
al irse la arrojó a sus espaldas
y nunca mas volvió a pensar en ella.

Había perdido su sueño de las noches
ya no tenía ese deseo que le daba algo
su razón de ser, su motivo para existir
caminaba perdido sin saber donde ir
y deseo no haber llegado a su destino.

La leyenda fue otra,
pero esos somos nosotros.

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