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LA CAJA

Muchos tuvieron el mismo sueño, trataron de identificar similitudes pero no las encontraban, tan solo una sola y sencilla cosa en común: creían en Dios. El sueño decía que llegaría un mensaje para los que no tuviesen fe, un mensaje donde se explicaría todo, donde encontrarían las respuestas a cada pregunta.
El día siguiente los astrónomos de diversos puntos del mundo observaron con sus telescopios un objeto de pequeñas dimensiones que se acercaba a la tierra, era como un meteorito pero de un material que ninguna sonda reconocía. Se pusieron en contacto y debatieron sobre el tema, haciendo cálculos de la trayectoria y el impacto y concluyendo que se destruiría al entrar a la atmósfera terrestre.
Era medianoche del día siguiente cuando una luz atravesó el firmamento y fue desvaneciéndose hasta que un pequeño trozo, que no llego a consumirse, cayó en un campo de trigo. La gente que la había visto y que estaban mas cercanos al campo se aproximaron a ver que era. Encontraron, medio enterrada, tan solo una caja de un metro cúbico compuesta por lo que parecía un metal brillante como la plata pero desconocido. De inmediato corrió la voz y todos reconocieron en aquel objeto la señal del sueño, por tanto dedujeron que dentro de aquel recipiente estarían todas las respuestas.
La caja no tenía ninguna tapa ni abertura, sus juntas estaban perfectamente unidas. La gente, ansiosa por descubrir y conocer lo que contenía, la llevaron de inmediato al herrero del pueblo más cercano, el cuál se dispuso a abrirla frente a la impaciencia y la emoción de una muchedumbre reunida. Utilizó todas sus herramientas pero no pudo romper el metal que la formaba. Entonces la llevaron deprisa a una fábrica metalúrgica cercana donde tenían máquinas de corte industriales para forzar el acero. Pero los taladros, a máxima potencia, no lograron abrir la caja. Finalmente la trasladaron a una base militar donde, utilizando poderosos explosivos, la quisieron abrir, pero luego de la detonación la caja seguía intacta.
Por fin la gente se rindió y la caja fue llevada a un museo donde se colocó un cartel que decía: “caja del espacio” y poco a poco fue pasando al olvido.
Esa noche muchos tuvieron el mismo sueño, pero al despertar tenían solo un recuerdo era un mensaje que decía algo como: “hay respuestas que podemos saber que existen, pero no conocerlas”.

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