LA SOMBRA (IX PARTE)
Ambos hombres eran nativos de Banyoles y toda su vida la habían pasado en este poblado, siendo conocidos y respetados por los demás aldeanos. La familia de Joan tenía originalmente casa en Turers pero cuando comenzaron a distanciarse decidieron venderla y quedarse en el pueblo del oeste. Los pescadores eran, junto a los que utilizaban el agua, los que más se enfrentaban con el pueblo de enfrente, incluso en el caso de la pesca era aún mayor el conflicto ya que se cruzaban mutuamente en el centro del lago. Pero aquella noche eran los únicos que se encontraban en aquel rincón de aguas calmas, en la entrante norte que cerraba el valle desde donde las aguas de deshielo alimentaban al espejo de agua.
- Hoy no vamos a sacar nada dijo en voz baja pero preocupado Joan. Era un hombre de mediana estatura, cuello amplio y ojos separados. Hablaba pausado como quien no piensa demasiado deprisa y hacía todo con calma, era paciente y por eso cumplía con la personalidad ideal para ser un buen pescador.
- A esta hora los peces duermen bromeó su compañero Oriol, un poco mas delgado y de pelo marrón como la madera.
- El agua está en demasiada calmada, deben andar por el fondo observó refiriéndose a las presas que esperaban capturar.
- Con la luna que hay hoy es raro que no estén por arriba, ¿quién los comprende? se lamentó Oriol al tiempo que movía un poco la línea para acomodarla.
Era raro, y lo notaron, que no se moviera en absoluto el agua, era como si el viento hubiese muerto, el lago parecía un estanque y el reflejo que marcaba la línea de la superficie se había convertido en lo que parecía una capa pulida de mármol sobre la que se empotraba la barca en la que se encontraban.
- ¿Qué es eso? comentó entonces Oriol, que tenía la vista perdida en la costa.
- ¿Qué? preguntó su compañero dirigiendo su mirada hacia donde Oriol observaba.
- Me pareció ver que algo se movía por la superficie, por allí dijo señalando un tramo de aguas inmóviles donde sólo se veía el reflejo de la luna.
- Hoy no vamos a sacar nada dijo en voz baja pero preocupado Joan. Era un hombre de mediana estatura, cuello amplio y ojos separados. Hablaba pausado como quien no piensa demasiado deprisa y hacía todo con calma, era paciente y por eso cumplía con la personalidad ideal para ser un buen pescador.
- A esta hora los peces duermen bromeó su compañero Oriol, un poco mas delgado y de pelo marrón como la madera.
- El agua está en demasiada calmada, deben andar por el fondo observó refiriéndose a las presas que esperaban capturar.
- Con la luna que hay hoy es raro que no estén por arriba, ¿quién los comprende? se lamentó Oriol al tiempo que movía un poco la línea para acomodarla.
Era raro, y lo notaron, que no se moviera en absoluto el agua, era como si el viento hubiese muerto, el lago parecía un estanque y el reflejo que marcaba la línea de la superficie se había convertido en lo que parecía una capa pulida de mármol sobre la que se empotraba la barca en la que se encontraban.
- ¿Qué es eso? comentó entonces Oriol, que tenía la vista perdida en la costa.
- ¿Qué? preguntó su compañero dirigiendo su mirada hacia donde Oriol observaba.
- Me pareció ver que algo se movía por la superficie, por allí dijo señalando un tramo de aguas inmóviles donde sólo se veía el reflejo de la luna.
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