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VENTANA AL JARDIN (IV PARTE)

Al día siguiente, al bajar a tomar el desayuno miré inevitablemente por la ventana, y encontré la manzana. En realidad solo quedaba su esqueleto pues alguien la había comido y había tirado sus restos en aquel lugar. Al llegar abajo miré el jardín pero no había ninguna manzana comida. Preferí continuar con la política de evitar lo incomprensible, pero aquella se caía por insostenible, y no tardé en levantarme, dejando la taza con la mitad del café, para subir a ver por la ventana. Esta vez lo ví con más claridad, era una especie de duende, o tal vez un ñomo, caminaba en dos patas aunque sus brazos casi los arrastraba por el suelo. Me vio, fueron apenas uno segundos pero no podría olvidar jamás aquella mirada, de duda o de lo que fuera.

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