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Kosh

HOY LA MONTAÑA

Me insistió tanto que accedí a ir a la montaña, y sabiendo que eso de la altura y el sufrimiento no van demasiado de mi mano, pero no importaba, el chico lo merecía. Nos subimos a su hermosa 4x4 y comenzamos a recorrer un camino de interminables curvas, que fueron haciendo transformando el hermoso vehículo en un habitaculo insoportable del que quería bajarme lo antes posible. Algún día terminamos por llegar, y aunque fueron solo algunas horas mi mente decía que había sido mucho más. Al bajar vi de frente una cadena montañosa de picos escarpados y nieves eternas, el solo hecho de mirar tan imponente paisaje me cansaba los pies, y aún no habíamos comenzado. El, como buen caballero, se ocupó de preparar todo y cargar con la mochila mientras yo me dedicaba a ocultar el sufrimiento que anticipaba. Había un sinuoso sendero por el que comenzamos el ascenso. Al principio era un bosque basante lindo aunque todo igual de aburrido, luego los árboles comenzaron a desaparecer y se veía mejor el paisaje rocoso desde una altura cada vez más alta. Pasaron cuatro interminables horas hasta que paramos a comer cerca de una bella pero monótona cascada, fue bastante sencillo el menú, pero también tuvo algo de romántico digamos. La bajada fue igual o peor de lenta, pero además mis piernas comenzaron a odiar mi desición de aceptar la invitación.
Valió la pena solo por el hecho de que aquel chico me gusta. Esta semana lo invitaré al centro comercial, a ver si él piensa lo mismo de mí.

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