SALTANDO AL OTRO LADO
Era ella, su amor de siempre, por fin lo había descubierto. Pero estaba del otro lado del barranco, a unos cien metros. Desde donde estaba podía ver con claridad sus cabellos hermosos flotar con el viento y su ojos que sabía que lo estaban mirando. El barranco que los separaba era profundo y no había puentes ni nada que lo atravesara. Abajo, en el fondo, había un río cuyo lecho se encontraba lleno de rocas. Miró un rato hacia abajo, pensando en el sufrimiento de caer y golpear contra esas piedras. Luego volvió a mirar a su amor, su cuerpo seguía allí, firme frente a la soledad, y estaba hermosa. Pensó que ella desearía también estar con él, tanto como él con ella. Entonces no pudo resistir, tomo carrera y salto, sabiendo que era imposible alcanzar la otra punta pero prefiriendo morir en el intento. Sin embargo lo logró, llegó al otro extremo, fue un milagro, por fin había atravesado aquel espacio que lo separaba. Solo que, cuando aterrizo, justo en ese instante giro y pudo ver como ella aterrizaba del lado opuesto, y una vez mas estaban separados.
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