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Kosh

EL REFLEJO

Sus amigos pasaron frente al cristal sin descubrir nada en especial, por lo que siguieron el camino, sin embargo Marcos, que pasó último, cuando se vio reflejado creyó que ya no era él mismo, trato de reconocerse, de encontrar en su imagen algo similar, una pista, un recuerdo de su retrato personal, pero no había nada, no encontraba siquiera algún rasgo que le dijese que esa persona al otro lado del espejo era él mismo. Le faltaba algo, algo difícil de explicar, le faltaba vitalidad, le faltaba vida, el ser que estaba del otro lado parecía inerte, lúgubre, como si hubiese perdido algo. Les comentó a los amigos, pues en el resto de los espejos, aunque más alto, más bajo, más gordo o más flaco, siempre se veía él mismo, en cambio en éste caso sentía que algo era diferente. Pero ellos volvieron atrás y una vez más se reflejaron en aquel cristal sin percibir cambios. – Este es un espejo común – manifestó uno quejándose. Al salir de la atracción olvido el tema, tenía intenciones de comer un helado, miró su reloj, ya eran pasadas las seis y tenía que ir a buscar a su novia al aeropuerto, se apuró entonces al puesto de los helados. Por eso no prestó atención al comentario que uno de sus amigos le recriminó al empleado de “La casa de los espejos”, de que algunos de los espejos eran cristales comunes. Pero éste le respondió que cada uno tenía alguna particularidad. – Pues hay uno, después del cóncavo, en el que nos veíamos igual – se quejó. Pero el empleado le respondió: - En aquel espejo uno se ve como se verá el día de mañana a la misma hora.
La absurda respuesta causó gracia entre los que llegaron a oírla, y riendo se alejaron hacia el puesto de los helados.
Esa tarde, cuando Marcos iba a buscar a su novia, un camión se cambió de carril sin aviso en la autopista, haciéndole perder el control del vehículo. El auto se estrelló contra un poste de iluminación y Marcos murió en el acto.

1 comentario

Alberto -

El final me ha sorprendido. Marcos, no tuvo día de mañana. Ya es una buena reflexión. Pero antes de legar a ese final, mientras leía se me ha ocurrido pensar que a veces nos enamoramos de la belleza de una persona joven y deberíamos hacer el esfuerzo, bien realista por cierto, de imaginárnosla como será unos años más tarde o en plena vejez.