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CONCURSO DE REFLEXIONES

Se celebró aquel mes de febrero el primer concurso de reflexiones. Los participantes llegaron de diversos puntos del planeta, en busca de obtener el premio que correspondería a la persona que más reflexione. El concurso se celebró en un auditorio circular, donde cada participante contaba con un micrófono para exponer y un cuadernillo donde ir anotando los comentarios que le sirviesen. Se comenzó tratando, justamente, el tema de porqué estaban allí y porqué habían aceptado participar. La reflexión sobre este tema se extendió por varias horas, cada participante exponía su punto de vista en breves minutos y luego escuchaba al resto hasta que volvía a tocarle el turno. El tema derivó en los problemas actuales del mundo, se numeraron por nivel de importancia y se llegó a la primera conclusión en común, que era que los temas más importantes eran quizá los menos publicados en la prensa o los menos tratados en la sociedad. Debatieron sobre las causas de estos fenómenos y si siempre había sucedido lo mismo o sólo ocurría en esta era. Se basaron en amplios conocimientos históricos que demostraron que las personas mas reflexivas conocían mucho de historia. Más adelante el debate se expandió hacia la responsabilidad de los gobiernos, a continuación se desvió a la elección de los gobiernos y sus integrantes. Por ese entonces habían pasado más de doce horas y comenzaron los primeros abandonos. Algunos comenzaron a sufrir cansancio y perdieron la concentración, olvidándose de lo que pensaban decir cuando les tocaba el turno o perdiendo noción del tema que se estaba tratando. Estos fueron dejando la sala paulatinamente. Aún quedaban muchos, pero todo cambió cuando se comenzaron a tratar temas de religión y creencias en general. Algunos demostraron grandes conocimientos antropológicos sobre diversas culturas y sus costumbres sociales, pero otros, menos centrados en el tema se fueron perdiendo y debieron retirarse.
Habían pasado ya casi veinte horas y comenzó a sentirse el desgaste en las palabras de los concursantes que aún se mantenían en pie, más aún cuando la discusión se traslado a planos más abstractos, sobre los posibles orígenes de la vida y del universo. En este punto los abandonos fueron masivos, hubo incluso algunos desmayos por agotamiento. Para ese entonces el grupo de sobrevivientes se remitió a cinco personas que se mantenían firmes y lúcidas, esbozando todo tipo de reflexiones, validando o contradiciendo todo tipo de teorías, planteando nuevos puntos de vista prácticamente jamás tratados. Habían pasado veintisiete horas y los comentarios aún iban y venían en la sala, cayeron dos más, quedando solo tres personas que se agruparon en la primera fila para continuar. Entonces las reflexiones del universo desembocaron en temas del espacio tiempo y uno de los tres debió abandonar, con su mente confundida y, apenas manteniendo el equilibrio, pudo salir del recinto. Los finalistas, sin detenerse, continuaron la discusión. Uno hablaba y el otro le contradecía o le daba la razón, pero siempre dando un nuevo pie para la siguiente reflexión, para que el hilo continuo de pensamientos no dejase de fluir. Los jueces, que se habían ido turnando cada dos horas, se remitían a constatar que ambos siguiesen las reglas establecidas en las bases y, a veces, trataban de acompañar los razonamientos que se planteaban. Finalmente uno de los dos cedió ante el tema de el los gráficos y las curvas de representación con la que se analizaban los orígenes de algunos fenómenos paranormales. El hombre, de marcados rasgos asiáticos, saludo cortésmente a rival y se despidió satisfecho con su segundo puesto. El ganador quedó solo en el recinto. Los jueces y organizadores se acercaron a saludarlo y a felicitarlo por ser el ser más reflexivo de la tierra y luego le informaron que el premio consistía en una placa que procedieron a entregarle, y una gran suma de dinero. Ante esta noticia el hombre reflexionó y luego pidió ir al servicio, pero en lugar de hacerlo salió del edificio y nunca más se supo de él. Los organizadores, ante esta situación, reflexionaron y concluyeron en que nunca más repetirían el concurso.

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