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EL CHIP PROTECTOR

Se inventó luego del gran accidente del 2441, cuando el conductor de un camión de residuos de uranio enriquecido, llegaba tarde al cumpleaños de su hija, por lo que decidió cruzar la vía del tren con la barrera baja. Había mirado a los lados pero no le pareció ver el tren, sin embargo el reflejo del sol le engaño, y el tren estaba allí, acercándose. La colisión fue terrible, la máquina dio en medio del vehículo, haciendo que éste explote y que los residuos nucleares se expandiese. Todos los pasajeros del tren encontraron la muerte, pero también los residentes de tres villas cercanas, y otros tantos campesinos.

El gobierno, preocupado, debía buscar una drástica solución. No podía dejar de transportar los residuos nucleares, los convenios con las empresas dueñas de las centrales eran demasiado estrechos. El poder que éstas ejercían sobre el gobierno torcía el brazo hacia otras alternativas, entonces se liberaron fondos reservados para un proyecto de investigación tecnológica, liderado por el mítico profesor Ibzagimov, el cuál había desarrollado hasta entonces un aparato corrector de errores que él mismo utilizaba, en su propio cuerpo, para mantenerlo siempre concentrado y evitar errores en sus investigaciones para perfeccionar el aparato.

Las investigaciones terminaron dando a luz un microchip que se insertaba detrás de la oreja del sujeto y comandaba los actos que se programen para responder con determinadas acciones frente a escenarios establecidos. El primero en implementarse fue el módulo del tráfico era una serie determinada de leyes puestas como ordenes de accion-reaccion. Por ejemplo, si una persona tenía éste “chip” incorporado e intentaba saltarse un semáforo en rojo el sistema inmediatamente se lo impedía, enviando una orden a su sistema nervioso para que lo evite. Es decir que, al detectar el pensamiento del sujeto de transgredir la norma de tránsito, el sistema lo corregía, evitando así la acción final.

El “chip” funcionaba a la perfección y se implementó primero en los camioneros, luego en taxistas, conductores de autobuses y, finalmente, en todo conductor. Luego se desarrollo uno similar para los pilotos de avión y luego para los timoneles. Quince años más tarde se desarrollaron también para peatones y también para otros delitos, como robos, asesinatos y cualquier crimen penado. Así toda la sociedad comenzó a utilizar aquellos aparatos, desde el nacimiento se implementaba, por ley, el “chip” de “protección social”.

La sociedad termino, como siempre, por acostumbrarse a vivir de ésta forma y, pasadas algunas generaciones, se creía imposible vivir sin el “chip”.

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