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Kosh

EL FRASCO

Un día descubrió que estaba encerrado en un frasco. Jamás lo hubiese notado de no ser por el reflejo sobre un cristal, apenas perceptible, que se proyecto en lo que parecía un cielo cuando levantó la linterna. No lograba comprender como había entrado allí, pero suponía que fue por la oscuridad de la noche, cuando había salido a caminar por el campo, seguramente no vio la entrada del frasco y entró en él. Decidió avanzar hasta que se encontró de frente con el cristal, luego dio un rodeo para descubrir las dimensiones del frasco completo. Tenía la forma de un botella gigante recostada, y la única salida ahora estaba tapada con lo que parecía un enorme pedazo de madera, o de corcho quizá. Estaba atrapado en aquel extraño lugar, y sin nada para hacer. Pasó un tiempo golpeando el cristal para tratar de quebrarlo, pero fue inútil, luego trató de perforar el corcho, parecia un tarea sencilla cuando encontró en el centro de la botella una caja con herramientas, clavos, martillos y una perforadora. La clavó en el corcho y perforó una pequeña abertura pero no llegó a traspasar al otro lado. La perforadora no era lo suficientemente larga. Terminó por rendirse y, derrotado, reconocer que nunca saldría de aquel frasco. Junto con la caja de herramientas encontró montón de maderas, palos, sogas y unos grandes rollos de tela apilados. Al ver todo eso y al no tener otra cosa que hacer, comenzó a trabajar. Descubrió que había el material necesario para fabricar un barco, por lo que comenzó a montarlo. Con los rollos de tela preparó dos velas latinas, luego con las maderas armó un casco y la cubierta. Finalmente colocó el palo mayor.
Cuando el barco estaba terminado se alejó un poco para admirarlo, entonces, a lo lejos, notó que el corcho ya no estaba más en su lugar y que tenía el camino libre para escapar. De inmediato corrió hacia allí y logró por fin salir de aquel frasco. Una vez afuera se giró para ver como quedaba el barco que había fabricado dentro de la gran botella, entonces descubrió que se había olvidado de izar la bandera. Era una pena que después de tanto trabajo el barco se quedara sin bandera por lo que entró nuevamente y colocó la bandera en el palo mayor. Ahora sí que lo veía lindo al barco, con su bandera y podía irse. Pero notó entonces que las velas no estaban lo suficientemente tensas, entonces volvió a entrar y ajustó los cabos que las tensaban. Entonces vio que la madera de cubierta necesitaba ser barnizada, o comenzaría a deteriorarse por lo que se puso a hacerlo.
Así fue como terminó por permanecer en aquel frasco por mucho tiempo.

2 comentarios

alberto -

De lo que se deduce que uno se siente mas libre, encadenado a un proyecto que te apasiona, que en una libertad aparente, llena de aburrimiento.

Anónimo -

agujereadota?

si admiras algo durante mucho tiempo acaba formando parte esencial de tu vida :)