EL VIENTO PROTECTOR (I PARTE)
Estaba aburrido como todas las tardes en las que llueve en la costa. La isla era un desierto, las playas naufragaban abandonadas a la deriva de la soledad. Entonces, a diferencia de otras veces que se quedaba leyendo bajo las llamas del candelabro mientras el repiqueteo de las gotas sobre la cabaña lo conducían al sueño, esta vez decidió salir a caminar bajo el agua, soportando la lluvia y el viento.
Soplaba un viento peligroso que movía las palmeras como si éstas fuesen de papel, y la marea estaba alta y las olas daban una paliza a los acantilados.
- Si te caes te ayudaré a levantarte dijo una voz perdida entre las ráfagas de viento.
- ¿Qué? preguntó a la nada, como si lo que hubiese oído podría ser cierto.
Pero la nada que le había hablado no volvió a responder.
- Aunque ahora, siendo viento, no se como podría ayudarte volvió a hablar ya a predecir la voz oculta.
En ese instante recordó que alguna vez volvería a hablar con el espectro que lo había salvado aquella vez. Se lo había prometido.
La historia se remontaba a cuando tenía diez años, y había caído en el antiguo pozo de un aljibe abandonado. Nadie lo encontraría allí por tanto nadie vendría a ayudarlo. Pero entonces apareció un fantasma, al que temió por su aspecto al principio, pero luego éste le propuso ayudarlo y él aceptó. No hizo preguntas, solo se dejó levitar hasta la boca del pozo y, una vez allí, le agradeció. El espectro replicó que no hacía falta agradecer, y que algún día volvería a tener noticias suyas.
Soplaba un viento peligroso que movía las palmeras como si éstas fuesen de papel, y la marea estaba alta y las olas daban una paliza a los acantilados.
- Si te caes te ayudaré a levantarte dijo una voz perdida entre las ráfagas de viento.
- ¿Qué? preguntó a la nada, como si lo que hubiese oído podría ser cierto.
Pero la nada que le había hablado no volvió a responder.
- Aunque ahora, siendo viento, no se como podría ayudarte volvió a hablar ya a predecir la voz oculta.
En ese instante recordó que alguna vez volvería a hablar con el espectro que lo había salvado aquella vez. Se lo había prometido.
La historia se remontaba a cuando tenía diez años, y había caído en el antiguo pozo de un aljibe abandonado. Nadie lo encontraría allí por tanto nadie vendría a ayudarlo. Pero entonces apareció un fantasma, al que temió por su aspecto al principio, pero luego éste le propuso ayudarlo y él aceptó. No hizo preguntas, solo se dejó levitar hasta la boca del pozo y, una vez allí, le agradeció. El espectro replicó que no hacía falta agradecer, y que algún día volvería a tener noticias suyas.
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