EL VIENTO PROTECTOR (II PARTE)
- Se quién eres se anticipó entonces.
- ¿Lo recuerdas?, tienes buena memoria reconoció admirado.
- Hay cosas que no se olvidan nunca dijo y se detuvo para buscar su rostro entre las formas de la lluvia.
- No me encontrarás en imágenes, ahora vivo en el viento, me he transformado explicó.
- ¿Qué haces aquí? quiso saber.
- De vacaciones, como tu.
- ¿Tienen vacaciones? preguntó sorprendido.
- Todos merecemos un descanso alguna vez.
- Si, comprendo reflexionó.
En ese instante una gran ola irrumpió en la costa, rompiendo sobre la arena y arrastrando todo a su paso.
- ¿Qué es eso? gritó al viento viendo que la masa de agua se abalanzaba sobre él.
- Parece una ola contempló.
- Ya lo sé, ¡pero viene hacia acá! gritó desesperado.
- Así parece dedujo la voz del viento.
- Ayúdame, me va a arrastrar suplicó.
- Otra vez gruño.
- Por favor, no te cuesta nada trató de convencerlo en los pocos segundos que quedaban.
El agua ya se encontraba apenas a unos pasos de él, y no había escapatoria.
- Esta bien aceptó finalmente la voz.
Una fuerte ráfaga de viento lo elevó por los aires, llevándolo hasta una palmera que resistió el furioso golpe del agua sin derrumbarse. Pasó un rato y la ola se disipó.
- Gracias dijo el hombre mientras trataba de bajar sin caerse de la palmera.
- No fue nada, pero la próxima vez que me vengas con problemas en mis vacaciones te las vas a tener que arreglar solo le reprochó.
- De acuerdo -
- Me voy, pero nos volveremos a ver repitió una vez más la voz que se alejó luego con la siguiente brisa.
- Espera, ¿de que trabajas? preguntó por último.
La voz aún no se había disuelto del todo cuando respondió: - es un secreto.
- No se lo cuento a nadie propuso.
- Adivina... concluyó y dejó de hablar.
- ¿Lo recuerdas?, tienes buena memoria reconoció admirado.
- Hay cosas que no se olvidan nunca dijo y se detuvo para buscar su rostro entre las formas de la lluvia.
- No me encontrarás en imágenes, ahora vivo en el viento, me he transformado explicó.
- ¿Qué haces aquí? quiso saber.
- De vacaciones, como tu.
- ¿Tienen vacaciones? preguntó sorprendido.
- Todos merecemos un descanso alguna vez.
- Si, comprendo reflexionó.
En ese instante una gran ola irrumpió en la costa, rompiendo sobre la arena y arrastrando todo a su paso.
- ¿Qué es eso? gritó al viento viendo que la masa de agua se abalanzaba sobre él.
- Parece una ola contempló.
- Ya lo sé, ¡pero viene hacia acá! gritó desesperado.
- Así parece dedujo la voz del viento.
- Ayúdame, me va a arrastrar suplicó.
- Otra vez gruño.
- Por favor, no te cuesta nada trató de convencerlo en los pocos segundos que quedaban.
El agua ya se encontraba apenas a unos pasos de él, y no había escapatoria.
- Esta bien aceptó finalmente la voz.
Una fuerte ráfaga de viento lo elevó por los aires, llevándolo hasta una palmera que resistió el furioso golpe del agua sin derrumbarse. Pasó un rato y la ola se disipó.
- Gracias dijo el hombre mientras trataba de bajar sin caerse de la palmera.
- No fue nada, pero la próxima vez que me vengas con problemas en mis vacaciones te las vas a tener que arreglar solo le reprochó.
- De acuerdo -
- Me voy, pero nos volveremos a ver repitió una vez más la voz que se alejó luego con la siguiente brisa.
- Espera, ¿de que trabajas? preguntó por último.
La voz aún no se había disuelto del todo cuando respondió: - es un secreto.
- No se lo cuento a nadie propuso.
- Adivina... concluyó y dejó de hablar.
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