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Kosh

EL PERSEGUIDO (II PARTE)

No tardó en volver a su piso de reciente alquiler, el reloj marcaba las dos treinta cuando terminó un yogurt natural y se fue a la cama. No había pasado una hora cuando sintió que alguien golpeaba la puerta. Ángel se vio envuelto en una nube de realidad y sueños que generaban confusión, pero una parte de sí le aseguraba que los golpes habían sido reales, y no parte del sueño en curso, a pesar de que estos se habían adaptado de inmediato al guión.
Se levanto con la sensación de ser diez años más viejo, rebotando contra los marcos y encontrando en el espejo del pasillo a un extraño con aire familiar, con los pelos desarreglados al estilo Robert Smith - si te duchas antes de acostarte el pelo te queda así - le decía su madre de pequeño, y la barba de dos días oscureciendo la mitad inferior de su demacrado rostro.
Llegó a la puerta algo más despierto pero aún en el lento proceso, se frotó la cara y los ojos, que con dificultad debía mantener abiertos, y observó por la mirilla. El pasillo, iluminado por un tubo de neón blanco luna estaba desierto. Las escaleras al fondo parecían, ampliadas por la mirilla, el túnel de una mina, pero no había nadie, no había nada. Retrocedió maldiciendo su equivocación y pensando en volver a la cama cuando pisó algo. Encendió la luz, que en un principio cegó sus ojos, y encontró un sobre blanco mediano. - Alguien lo había pasado por debajo de la puerta - fue su certero pensamiento. Se agachó intrigado y con esfuerzo para recogerlo, lo llevó hasta la mesa del comedor, donde lo abrió rompiendo el sobre. En su interior solo un papel del mismo tamaño que el sobre y un único mensaje escrito en mayúscula con tinta negra: "pagarás lo que has hecho", decía.
Esa noche, en la oscuridad de un cielo gris, salió por la puerta trasera, subiendo al tejado del edificio de al lado y bajando por la escalera de emergencias. Cuando estuvo en la calle seguro de que no había sido descubierto, se dirigió a la Terminal y dejó la ciudad. Una vez más lo habían encontrado, una vez más sería perseguido por algo que nunca había hecho, pero que no podía probar.

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