Blogia
Kosh

LA APUESTA (I PARTE)

Esa noche decidió salir. El calor del verano y la sensación de que la ciudad se lo pedía fueron los detonantes. Ni siquiera el hecho de qué ninguno de sus amigos podía lo detuvo, decidió que iría solo.
Eligió una discoteca en las afueras, en un barrio antiguo que recién ahora se estaba restaurando, convirtiendo las viejas mansiones en oficinas o discos, en general para los turistas. Antes de entrar notó un extraño color en el cielo, como si de pronto el negro brillante de la noche se hubiese tornado más ocre, sin brillo.
Fue directo a la barra y pidió un "Cosmopolitan". El barman se lo entregó y se giró para admirar el lugar. La disco era grande y estaba repleta de gente bailando y hablando bajo una capa de música electrónica. El ambiente era bueno y disfrutaba con el solo hecho de estar allí. Entonces una hermosa mujer con un vestido azul se acercó a su lado sobre la barra. Se apresuró en acompañarla pidiendo un "Bloody Mary" y un "Manhattan" y pagando ambos tragos.
-No gracias, prefiero no tomar alcohol -respondió la mujer, -pero gracias de todos modos.
Se preguntaron los nombres y mantuvieron una charla agradable por un lapso imposible de calcular. Ella fue la que propuso subir a la pista, él aceptó y buscaron un espacio vacío entre la gente donde bailar.
La pista estaba techada con luces de infinitos colores que se encendían y apagaban mientras se movían, creando un ambiente de oscuridad iluminada y brumoso por el humo de cigarros. Todo alrededor había espejos que daban la impresión de agigantar el espacio real.
La noche iba bien, apenas comenzaba y ya iba muy bien, no podía ir mejor... hasta que, entre los movimientos y giros del baile, miró de frente al espejo. Tardó en razonar lo que estaba mal, lo que faltaba en la escena reflejada, pero por fin la respuesta le atravesó la mente: ¡faltaba su propia imagen!.

0 comentarios