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Kosh

LA APUESTA (III PARTE)

-¿Que sucede? -preguntó él al verla cambiar de esa forma.
Pero la mujer no reaccionaba, era como si su imagen se hubiese transformado en una estatua de piedra. Por fin respondió: -no puedo...
-Dímelo -dijo entonces él, esperando encontrar en su respuesta una explicación a su propio problema, o al menos la respuesta que le indicase que no era el único...
-¡No! - exclamó la mujer, aun bajo los efectos de la imagen que la había asustado.
-Mira -dijo tratando de tranquilizarla -lo que sea que te haya sucedido, no puede ser peor que lo mío -completó, tratando de darle pistas para que sepa que a él también le sucedía.
-Es que...
-No tengas miedo, no eres la única, no sé que está pasando pero no eres la única...
-Bueno, te lo diré, pero prométeme que...
-Te lo prometo -le dijo convencido que, en el mejor de los casos podría ser un empate, y en el peor... no sabría que hacer.
-Yo... -intentó comenzar, pero volvió a quedarse en silencio. -No puedo.
-Está bien -dijo el hombre convencido de que a ella le ocurría lo mismo que a él -te lo diré yo -completó y se acercó a ella, como quien esta por contar un secreto:
-Al mirar al espejo... no se ve tu propio reflejo...
La mujer lo oyó atentamente, pero pareció no estar del todo de acuerdo con sus palabras, entonces dijo:
-Al mirar al espejo... he visto -comenzó a explicar, se detuvo un instante, como si no tuviese las fuerzas necesarias, pero por fin concluyó la frase:
-He visto que la pista, la barra, y todo el ambiente está desierto... y yo estoy bailando sola...

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