Blogia
Kosh

TARCISIO VALLEJO EL EXORCISTA (III PARTE)

Se llevó las manos a la frente en señal de temor y pesar, luego intentó calmarse y enfrentar la situación como un buen sacerdote. Se acercó y la miró a los ojos. Las pupilas apenas se distinguían entre la espesa blancura saliente de dos globos oculares que parecían a punto de estallar. - Está poseída - dedujo de inmediato. Pensó en buscar ayuda pero temió que no tuviera el suficiente tiempo, la mujer escupía espuma blanca por la boca mientras hablaba en voces graves lenguas desconocidas y probablemente in entendibles, mientras se arrancaba los pelos con las manos. En el estado en que se encontraba no sobreviviría más de algunos minutos, parecía tener una fuerza inhumana y por momentos levitaba y caía nuevamente para continuar retorciéndose.
Comenzó a recordar la liturgia de los exorcismos que había estudiado, el nuevo rito que se había trabajado durante diez años hasta el Concilio Vaticano II y en el 98 por el papa. Lo primero era la aversión vehemente hacia Dios, los Santos y la cruz. Sabía que para practicar un exorcismo era necesaria la autorización del obispo diocesano, pero no había tiempo.
Unió sus manos y miró firmemente hacia la mujer, esperando recibir la respuesta que se materializó en una mirada de desprecio. Entonces gritó en lengua vernácula: -te ordeno, en nombre de Dios y por la caridad de su hijo muerto en la cruz, que abandones éste cuerpo inocente y detengas el daño que le causas.

0 comentarios