EL CLUB (II PARTE)
Llegué diez minutos antes de la hora fijada y me senté en una mesa con buena vista a la esquina, pedí un café cortado y simulé leer el diario del bar mientras observaba atentamente los movimientos en del otro lado de la calle. El primer hombre en detenerse era bajo, de gafas anchas y pantalón alto que ayudaban a situarlo en su sexta década, pero lo descarté por tener un pequeño perro que tiraba de la correa, como deseando continuar su paseo. El individuo permaneció unos tres o cuatro minutos y continuó su camino y su vida. Luego se detuvo una señora de sombrero rojo y elegante vestir, la descarté antes de que llegase su cita, un hombre de traje a rayas que parecía extraído de una de gángster. Se fueron perdiéndose lentamente entre las almas de la ciudad a la hora exacta en que comenzaba mi cita, y yo para ese entonces comenzaba a creer que no existiría tal enigmático encuentro. Confieso que me daba cierta pena ya que me de no aparecer el tal Simón Landivar me quedaría con la eterna intriga. Miré mi reloj y fijé el plazo de gracia en quince minutos, eso era todo lo que le daría y pasado ese tiempo pagaría el cortado y entregaría aquella tarde a las manos del olvido.
- Lo estaba esperando -- dijo de pronto una voz a mis espaldas.
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