Blogia
Kosh

LE TREN FANTASMA (II PARTE)

...Y esa fue la coartada, la única razón con la que pudo justificar el dueño de la atracción la misteriosa desaparición del señor... El dueño fue juzgado y el jurado al oír aquel sermón satánico no dudó en que era culpable, no importaba la falta de pruebas, ni la falta del cuerpo de la víctima. El dueño lo estaba diciendo todo, lo estaba declarando con sus palabras, él lo había matado.
Fue condenado a la silla eléctrica. Su último deseo fue que su cuerpo sin vida se depositase en un carro y se envíe a dar una última vuelta. Era una voluntad tan excéntrica como la misma alma que habitaba el cuerpo pero su petición fue aceptada. Luego de morir se puso su cuerpo en uno de los tantos carros. El cuerpo nunca desapareció por el túnel y nunca volvió a salir. El carro surgió vacío para su próximo viaje, para su próxima víctima.
Pasaron diez años y el crimen nunca se aclaró por completo. Por fin, la feria cerraba sus puertas, y las atracciones se estaban desmontando, cuando entre los escombros del tren fantasma apreció por uno de los túneles un último carro en movimiento, en él se encontraba un hombre. Era él, el señor que había desaparecido. Por supuesto comenzaron las preguntas, ¿donde había estado? ¿quién lo retenía?. Pero el señor no comprendía, ni siquiera notaba que era diez años más anciano que cuando había entrado. Para él el viaje había durado lo que debía durar una atracción, se había distraído entre los muñecos de cera y los escenarios, sin notar el paso del tiempo, sin saber que debía haber muerto, sin saber nada.

0 comentarios