FANTASMAS DE NOMBRE DE JESUS
Era de noche y cruzábamos el estrecho en medio de una tormenta, el barco debía soportarla, pero también decían lo mismo del Titanic. Entonces, cuando el naufragio parecía inminente, decidimos refugiarnos en la cabina del puente y rendirnos a los caprichos del mar, con suerte saldríamos empujados por la corriente fuera del peligro de los cabos rocosos. En ese momento, a través de los húmedos cristales, pudimos ver que sobre la proa aparecieron unas figuras extrañas. Al principio pareció un efecto de los relámpagos y la lluvia, pero las figuras seguían allí, demostrando que no eran una ilusión. Comenzaron a moverse, tomando las riendas del barco. Aparecían y desaparecían sobre la cubierta, y entonces nos dimos cuenta de que estaban piloteando la nave. El barco pareció encontrar un rumbo, y ni la tormenta podía vencerlo. Así paso la noche, hasta que por fin la tormenta fue disipándose y salió el sol. No había rastros de las fantasmales figuras en proa. El barco se encontraba fondeado en una pequeña bahía. Decidimos descansar esa mañana en la costa. Solo al desembarcar encontramos indicios de lo que muchos años atrás pudo haber sido un poblado, aunque nos pareció extraño que en aquel lugar desamparado pudiese haber sobrevivido un ser humano. Antes de irnos encontramos una pequeña placa, sobre una roca que nos costó leer, pero decía "Nombre de Jesús".
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