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Kosh

PELEAS REPETIDAS

Siempre que vuelvo del colegio lo mismo:
El andén tembló cuando el tren ingresaba en la estación. Fui el único en subir, la puerta se cerró a mis espaldas y el subte se puso en marcha. Avancé hacia el frente, las paredes del vehículo estaban pintadas con aerosol y sucias. Había dos punks sentados en asientos separados. Eran muy parecidos, vestían ambos sobretodos negros y tenían el pelo teñido de violeta. Cuando pasé frente a ellos, casi por costumbre se pusieron de pie y al quitar las manos de sus bolsillos dejaron ver dos relucientes navajas. Me rodearon pero no perdí la calma y cuando tuve a uno de ellos a mi alcance le coloqué un gancho izquierdo a la mandíbula, era mi golpe preferido y casi siempre lo utilizaba, pero no fue suficiente, se puso de pie y tuve que volver a golpearlo para que desapareciera. El otro me atacó y reaccioné pateándolo en el estómago, cayó soltando la navaja. Intenté agarrar el arma pero fui muy lento y no pude esquivar un golpe de navaja de otro punk que había aparecido al frente del vagón. Me hizo un corte en el brazo, no sentí dolor pero estaba más débil, me faltaban energías. Retrocedí unos metros y luego corrí hacia él con el cuchillo al frente. La clavé en su pecho y cayó. Me disponía a moverme al siguiente vagón cuando la puerta se abrió nuevamente y un hombre me apuntó con un arma corta y disparó. No tuve tiempo de cubrirme, recibí el impacto y quedé tendido en el piso sin energías. Sobre la pantalla un cartel colorido decía GAME-OVER.
Tomé mis libros y salí de centro comercial, camino a mi casa.

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