OFICINA DE DESCREACION
Si uno no quiere crear nada existe la oficina de descreación, un lugar nuevo, diseñado para el ciudadano que, o bien le parece aburrido y poco fructífero y no tiene ganas de perder el tiempo pensando en cosas que ya pueden existir o bien no tiene suficiente poder de creación como para crear. Fue fundada por el alcalde con el objetivo de darles a las personas lo que quieren y evitarles el mal trago de tener que decidir y crear. Incluso existe el servicio de atención a la creación accidental y sirve para los ciudadanos que por error han creado y quieren abandonar su obra, este servicio se encarga de quitársela de encima gratis en menos de veinticuatro horas después del llamado. Cuenta con una flota de vehículos propios que recorren la ciudad como ambulancias encargándose de estos excesos de creación no deseados. Existen denuncias en contra de estos métodos de exclusión a las ideas pero como la gente es libre de elegir, y si eligen voluntariamente estos sistemas, nada puede criticarse y la ley por ende las desestima una a una.
Me han dado el cargo de director del centro hoy por la mañana, la semana que viene asumo y tomaré el control del edificio. Mi primera propuesta será que se convierta en ministerio, así tendré el cargo de ministro, el resto será más sencillo, tan solo deberé ir guardando las creaciones de los demás en la bóveda de seguridad que se encuentra en el subsuelo y así todas las tardes, cuando cierren las puertas del edificio, iré a empaparme de todo lo nuevo, todo lo inventado por cada ser de esta ciudad, los sabios, los ricos y pobres, los trabajadores y los niños. Iré explicando en mi diario los buenos inventos que se han creado y que han llegado a este húmedo espacio para quedar abandonados para siempre. Espero así llegar, algún día, a ser una persona mejor.
Me han dado el cargo de director del centro hoy por la mañana, la semana que viene asumo y tomaré el control del edificio. Mi primera propuesta será que se convierta en ministerio, así tendré el cargo de ministro, el resto será más sencillo, tan solo deberé ir guardando las creaciones de los demás en la bóveda de seguridad que se encuentra en el subsuelo y así todas las tardes, cuando cierren las puertas del edificio, iré a empaparme de todo lo nuevo, todo lo inventado por cada ser de esta ciudad, los sabios, los ricos y pobres, los trabajadores y los niños. Iré explicando en mi diario los buenos inventos que se han creado y que han llegado a este húmedo espacio para quedar abandonados para siempre. Espero así llegar, algún día, a ser una persona mejor.
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Ginés -