Blogia
Kosh

EL CABALLO

A quién corresponda,
Yo nací siendo caballo, me crié en una estancia muy bonita, los establos eran confortables y el clima agradable todo el año. De pequeño me enseñaron a trotar de manera elegante y luego me enseñaron algo de Polo. Jugaba bien, corría la bola y sabía colocarme a la distancia justa para que el jugador golpeara cómodo. Pero un día me llevaron a probarme en una pista de saltos. Resultó ser que salté bien, y desde entonces allí me dejaron, practicando saltos día tras día. Era una tarea dura y mi jinete, obsesionado con ganar cada competición, me hacía saltar y saltar, cada vez más alto, cada vez más lejos. Así fue como sucedió mi desgracia, un día caí mal y sentí un dolor fuerte en el casco trasero derecho. Pensé que no sería grave pero el veterinario dijo que no servía más para saltar, incluso agregó que sufriría mucho, pero es mentira, yo no sufro tanto, quedé rengo, es cierto, pero puedo vivir igual así. Decidieron que me sacrificarían, pero yo no quiero morir, estoy bien, soy feliz con o sin saltos. Si es por la comida comeré solo los restos que dejen los demás caballos, no me importa pasar hambre, si es por el establo, dormiré afuera, no me importa pasar frió algunas noches, pero no quiero morir.
Sé que es tarde, el veterinario ha llegado y se acerca, trae un jeringa y sé que es la inyección que me quitará la vida. No hay nada más que yo pueda hacer, ojala pudiera hablar, explicarles que no quiero morir, decirles que tengan piedad, que no me importa ser rengo, que quiero vivir igual, pero cada vez que lo intento solo me sale el mismo sonido, ese que para los humanos suena siempre igual.
Espero que al menos no sienta dolor.

0 comentarios