ESPERANDO EL FUEGO DEL CIELO
- De todas maneras voy a permitirme morir, lo mejor es dejarme llevar por el fuego del cielo pensaba mientras se dejaba llevar por el viento. No merezco lágrimas ni un verso a mi favor. Apenas si tengo noción de que hay en el más allá, pero ¿que diferencia hay?, ¿o acaso alguien sabe qué es lo que vamos a encontrar?. Algunos piensan que es mejor no pensar, no saberlo, pero no estoy de acuerdo, mejor es tratar de aprender, intentar ver la luz y aunque no podamos decir que la hemos visto podremos creer que ahí esta se decía mientras buscaba secretos en su mente.
En la oscuridad, estaba buscando una puerta, para encontrar una razón, un momento, bajo el frío de la noche y bajo los movimientos de las hojas en la brisa del invierno. Vestía el traje digno de un duque, tenía poder sobre otros, pero en el fondo tenía miedo, como todos, y veía que su mundo se tambaleaba como el agua del estanque cuando cae la piedra.
- Si me preguntan la pregunta, no se que deberé responder, quizás diré que no tengo nada que perder se convencía mientras se sentaba frente a la ventana, unos días atrás, y miraba hacia fuera con un resplandor de tristeza en sus pupilas. No sentía dolor, no sabía que era eso ni lo sabría jamás. Si me preguntan que es mi vida les diré que es un largo camino del cuál nunca se alcanza el final se oía una melodía de fondo, eran como arpas sonando a lo lejos, apenas si el viento permitía escucharlas. Entonces miró hacia arriba y vio el fuego en el cielo, como un círculo que ardía en la noche estrellada. Era el momento de enfrentarse a la vida.
En la oscuridad, estaba buscando una puerta, para encontrar una razón, un momento, bajo el frío de la noche y bajo los movimientos de las hojas en la brisa del invierno. Vestía el traje digno de un duque, tenía poder sobre otros, pero en el fondo tenía miedo, como todos, y veía que su mundo se tambaleaba como el agua del estanque cuando cae la piedra.
- Si me preguntan la pregunta, no se que deberé responder, quizás diré que no tengo nada que perder se convencía mientras se sentaba frente a la ventana, unos días atrás, y miraba hacia fuera con un resplandor de tristeza en sus pupilas. No sentía dolor, no sabía que era eso ni lo sabría jamás. Si me preguntan que es mi vida les diré que es un largo camino del cuál nunca se alcanza el final se oía una melodía de fondo, eran como arpas sonando a lo lejos, apenas si el viento permitía escucharlas. Entonces miró hacia arriba y vio el fuego en el cielo, como un círculo que ardía en la noche estrellada. Era el momento de enfrentarse a la vida.
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