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LA SOMBRA (XIX PARTE)

Emilio se apoyó sobre el respaldo de la silla. Era un hombre que no superaba los cincuenta, de hablar tranquilo y pensar rápido. Tenía ojos saltones, y cejas unidas, como pendiente de captar siempre el ambiente.
- Las sombras no son seres vivos, son algo aún no determinado que se encuentra en otro plano, no están compuestas por materia, aunque pueden influenciar en la naturaleza de éste mundo si son convocadas. No alcanzan las dimensiones del espacio que conocemos, existen sólo en dos ejes, es decir en proyecciones. Por eso es que usted en la oscuridad fue inmune a este ser, porque necesita de luz que la proyecte para hacerse presente, se puede mover por la oscuridad pero no puede pertenecer a este mundo, solo puede reflejarse a través de una luz en movimiento constante. Por ello aparece al resplandecer una llama o con el reflejo de los astros.
Estos demonios son inmunes al frío y al sueño, no se los puede combatir con armas convencionales y no les afectan los conjuros una vez que se encuentran en este mundo, sólo pueden reducirse con el exceso de luz, entonces se apagan y mueren de forma inversa que una luz cede frente a la oscuridad al apagarse.
Los llamé demonios porque provienen del mal, pero por diversos motivos nunca llegaron al infierno y quedaron atrapados en un plano intermedio, entre las cortinas que separan el mundo de los vivos del castigo eterno del infierno, y desde allí intentan volver a hacerse presentes, para ello consumen a sus víctimas, quitándoles su esencia vital hasta alcanzar la suficiente para producir materia y volver a existir. Atacan estirando el frío de sus tramos sombreados, entumeciendo el sentido del tacto y penetrando luego en sus cuerpos, obstruyendo sus articulaciones, luego drenan la energía vital de sus almas, convirtiéndolas en sombras, es decir pasándolas al plano negativo donde acumulan aquella esencia a la espera de reunir la suficiente para poder convertirla en materia.

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