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LA SOMBRA (XX PARTE)

- ¿Cómo saben todo esto? – se preguntó asombrado Albert.
- La congregación se dedica a reunir y combatir males, y tiene registros de un caso anterior de este demonio, aquella vez ocurrió en el imperio inca y la sombra era de un hombre enterrado vivo por error y luego maldecido por su hermano por llevarse el secreto del tesoro familiar a su tumba. Su sombra revivió en tiempos del Inca Humeko y causó una masacre que acabó con la mitad del imperio antes de que llegasen los españoles a América. El libro que contaba la leyenda fue encontrado por un monje Jesuita en una misión y traído al vaticano donde se ocultó. La sombra se desvaneció sólo al caer un rayo que la fulminó con su luz. Algunos dicen que fue un hecho fortuito y otros que fue la invocación del rayo que realizó la magia de un inca, pero ningún indio profundizó demasiado ya que la amenaza había sido eliminada. Por lo tanto la única manera de detener a la sombra será, si existe, esa invocación del rayo, de lo contrario las consecuencias serán terribles.
- ¿Pero cómo pudo ser que esta sombra se haya corporizado? – preguntó el sacerdote.
- Probablemente se encontraría encerrada en algún objeto enterrado. Los brujos de la antigüedad utilizaban este precario método para acabar con los espíritus malignos, era la única manera que conocían, ya que no tenían nociones de exorcismos.
- Por eso es que la carta que nos enviaron decía que si encontrábamos algún objeto debíamos enterrarlo con urgencia – observó Albert atando cabos.
- Exacto – se remitió a confirmar Emilio.
- El abad se encargó del amuleto, se deshizo de él pero arrojándolo al lago, no sabía que debía enterrarlo.
- Era de madera, por lo tanto debe flotar, podemos encontrarlo si sabemos dónde lo arrojaron, debe estar por esas costas.
Convocaron entonces al abad. Emilio le preguntó el aspecto del amuleto y el abad lo describió diciendo que recordaba un símbolo en su cara frontal: - como un círculo cortado por una línea ondulada.
Albert recordó entonces el símbolo de la caverna, los habitantes de aquellos tiempos lo conocían.

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