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Kosh

VIDA DE TANGO

No existe melancolía como la vida de tango, porque va en la sangre que corre por las venas de la música, porque esta tallado en las notas de un instrumento creado para hacer llorar.
Se escuchaba un bandoneón de fondo, como apagado entre las esquinas de farolas amarillentas y paredes grises. El empedrado húmedo, por la lluvia que siempre cae en una vida así, obligaba pasos riesgosos para sus tacos, que avanzaban quebrando el silencio de la noche. Se tambaleaba bajo un cielo oscuro y sinuoso, su sombra se confundía con las otras sombras, en un callejón pintado de tristeza y amargura, donde no cantaban los pájaros, donde las penas no encuentran su olvido y van de la mano de una copa, y donde un corazón devastado agoniza bajo los portales. Y caminaba lento, alejándose de las sonrisas y abrazando las lágrimas, pendiente de vivir la vida de un tango, donde los que cantan se lastiman, donde las almas habitan entre las ruinas de los sueños, sufriendo en estado febril, sin ver el sol que asoma detrás de la cuesta al amanecer.
El bandoneón se oía más cercano mientras caminaba, pensando que la felicidad no se compra en cualquier mercado de la calle, sino que se vende en las tiendas de lujo, y solo se puede ver por la vidriera, posando para ser deseada, y para ser comprada solo por los que pueden pagar el alto precio... del riesgo.

1 comentario

Anónimo -

la felicidad no se compra, ni en el mercado ni en una tienda de lujo:)