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Kosh

EL HOMBRE QUE NUNCA SONREIA

Había acudido a cientos de médicos pero ninguno lograba curarlo. Su enfermedad era desconocida y única. Podía hablar, masticar, arquear las cejas, comer y todo lo que hace cualquier persona normal, salvo que no podía sonreír. Por algún extraño motivo los músculos de sus mejillas no funcionaban, por tanto no tenía forma posible de mover la comisura de sus labios hacia arriba, es decir, no podía sonreír.
La gente que lo conocía al tiempo se alejaban, su seriedad era chocante, desanimaba y hasta deprimía. No lograba hacer nuevos amigos, ni tenía mujer, su vida era muy solitaria y triste.
Un día acudió por enésima vez un médico y le suplicó algo, cualquier cosa que le hiciera sonreír. Le practicó algunos análisis y el resultado fue el de siempre, que no había manera. Pero no se conformó con la respuesta, y lo amenazó con suicidarse si no lo curaba.
El médico, al ver su desesperación y su situación le dijo que esperase. Abrió un armario que estaba cerrado con candado y extrajo un líquido.
-Esto es un estimulante concentrado, afecta al corazón de forma irreversible y quién lo ingiera muere inevitablemente al cabo de unas horas, sin embargo ataca primero a los músculos sin actividad, por lo tanto le hará sonreír.
Al día siguiente encontraron su cuerpo sin vida. Estaba recostado en el sofá, a su lado había fotos de toda la gente que había conocido en su vida y de la gente que conocía. En su rostro aún se veía una gran sonrisa de felicidad.

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