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CASAMIENTO POR IGLESIA CATOLICA

Personas que no cree en Cristo, ni creen en su vida como tal, incluso que ni siquiera creen en un Dios providencial, pero se los ve entrando sonrientes a la Iglesia, se paran frente al altar. El sacerdote, persona en el que no perciben ninguna autoridad como tal, les habla del señor que esta en la cruz allá al fondo y mientras piensan en el público y en sus propias vanidades oyen como aquel supuesto Dios se hizo hombre y obró milagros y predico mientras, cada tanto y cuando les llega alguna de esas palabras a la mente piensan como alguien puede creer en esas cosas. La pregunta es, en realidad, porque, si no creen en esas cosas, están ahí. Se toman fotos en el templo y la novia se muestra con su vestido en el altar de aquel bello edificio, que además tiene el detalle de ser la casa de Dios para los que tienen una convicción religiosa. Resumiendo, sacan turno para que un señor que les hable de algo que no les interesa.

Hablo hoy de un tema simple, hablo hoy del casamiento de los no católicos o los “no practicantes”, una nueva “postura” desarrollada por lo más cómodo de la sociedad de hoy. Cuando me propusieron el tema al principio me pareció demasiado lejano a los tratados teológicos. Repuse que por mi edad, representaba de alguna manera los problemas mas actuales de la iglesia. Preparé entonces mi pluma para opinar sobre aborto, homosexualidad, Islam y otros problemas o críticas que se le plantean hoy la iglesia, sin embargo descubrí que este tema que me sugerían ni siquiera me lo había planteado por lo que debí comenzar a buscar información, la cuál es tan escasa como genérica ya que ninguno de los tradicionales padres de la iglesia jamás escribió (que tenga conocimiento) sobre el problema. Decidí entonces darme el permiso de utilizar un lenguaje abierto y moderno, con escenas del problema mas que recurrir al estudio teológico convencional.
Partamos de este punto: existen católicos creyentes y militantes, luego católicos creyentes que no siempre pueden cumplir con la liturgia pero creen profundamente en el contenido de ese sagrado libro: la Biblia, y por último están aquellos que ven en las escrituras poco mas que un aburrido libro de cuentos best-seller. Incluso ridiculizan interior o exteriormente a los que tienen la fe en aquel gracioso libro que cuenta historias tan fuera de la realidad. Alzan voces de “ingenuidad” para los creyentes y buscan teorías científicas (que consideran serias) sobre el origen del universo, descartando la posibilidad de Dios y mucho menos de un Cristo resucitado. La libertad de culto o “no culto” se respeta y esta bien, pero el punto de inflexión que roza incluso la falta de respeto, es cuando esta gente, paradójicamente, se casa por iglesia.
“Soy católico no practicante” se oye decir... ¿Qué es eso?. La iglesia católica, a diferencia de un club o un grupo de amigos, no pone sus principios a libre decisión del usuario, un católico apostólico romano es o no es, no existen los “creo pero no estoy de acuerdo con...” o “no me conviene ser...”. Pero ya el peor de los casos, y que supera todo intento de entendimiento moral es el “soy católico pero no creo en Cristo” Lo que se da en estos casos sería un “no creo en la iglesia católica pero me caso por iglesia porque me parece divertido”. Todas estas especulaciones que escribo son mi esforzado intento por comprender que atraviesa la mente de estas personas al casarse por iglesia. Mas aún teniendo en el mercado una amplia variedad de iglesias evangélicas que cubren todos los rubros de “creo pero no estoy de acuerdo con...”.
El casamiento por iglesia representa para un católico la unión sagrada. El Rito del Matrimonio moderno redactado en el Concilio Vaticano II, (cap. 77), deja amplias posibilidades con respecto a la ceremonia y, aunque recomienda el ritual romano, prácticamente se adapta a costumbres de diversos lugares y pueblos.
"Si en alguna parte están en uso otras laudables costumbres y ceremonias en la celebración del Sacramento del Matrimonio, el Santo Sínodo desea ardientemente que se conserven" dice textualmente el concilio. La única condición, implícita, que se pide es lo más básico y necesario: que se tenga verdadera fe y conciencia del acto. Esta única condición es la que no se esta cumpliendo y en la que la iglesia debe insistir, incluso a costa de perder a esos fieles no practicantes que de cristianos solo tienen la herencia y a veces una cruz de moda al cuello.
Haré un pequeño paréntesis para aclarar que hay cristianos por herencia o costumbres pero que son fieles a tal, los hay por elección racional propia, es decir que llegan al cristianismo por medio de la razón, y los hay por fe. Estos últimos responden a esa “voz interior” que les da el espíritu santo y que no se encuentra en ningún instinto científico ya que de por si, sin la existencia de un Dios providencial, no tendría lógica tal instinto de supervivencia, pues la vida quedaría reducida al plano temporal y no tendría mas sentido el obrar. Es decir que el despertar y actuar de cada día de cada hombre responde a una creencia (aunque no lo sepa). Existen incluso aceptaciones especiales para realizar casamientos entre personas de otra religión, siempre que uno de los dos sea católico y acepte el rito. Esto esta bien porque de esta manera se unen las religiones en algo en común que no debe ser un impedimento para el amor.
Pero aún así existe la hipocresía de aquellos de alma tan falsa que llegan al extremo de, no solo no creer y ser parte de la critica a la iglesia (lo cuál esta tan de moda que debería plantearse como deporte olímpico), sino además de utilizar a esa iglesia, cuyo sentido de la piedad y el perdón es tan intenso que no puede reaccionar.
Los motivos de esta gente: ¿mostrarse en público?, ¿presión familiar?, ¿presión social?, son solo deducciones propias en mi escueto intento de comprender algo de raíz incomprensible.
Una persona es libre de elegir ser o no católica pero no pueden existir variantes ni posturas intermedias. El vaticano discutió este tema dos años atrás y, en líneas generales, se resigno a perder a todo el que no acepte las encíclicas y aplaudo esa decisión. La iglesia no debe ser un partido político que pretenda tener un mayor número de adeptos, cada vez que se inclinó hacia esta postura sufrió sus peores momentos éticos y morales, la iglesia pues, debe ser la imagen cierta de Dios en la tierra y debe cumplir con los preceptos que éste, enviando a su propio hijo, dispuso.
Para evitar entonces este casamiento por mero ritual, es decir sin la presencia de Jesús en el corazón de los que se unen en sagrado matrimonio, es necesario evocar una fuerte preparación antes de la ceremonia. Siempre dejando esta misión a libre conciencia del párroco en funciones, debe ser suficiente para que los creyentes lo vivan como una renovación de su fe ya concretada y los falsos e hipócritas desistan en su intento o se conviertan. Debe mejorarse aquel curso intensivo y obligatorio previo, en el que se pida la asistencia completa y donde se repasen a detalle todos los principios de la iglesia y se jure por ellos. Al menos les dará a estos farsantes una oportunidad de aprender sobre la importancia de lo que, sin siquiera saber, están haciendo. Por otro lado los verdaderos católicos recibirán este curso con mayor o menor molestia pero con alegría de quién escucha su canción.
Por último, siempre se colaran algunos de estos incrédulos, ya que la escasez de escrúpulos de los novios que emprenden tal carrera es imposible de reconocer a ciencia cierta. Hay que tener en cuenta que una persona que va a hacer una falsedad tan grande como presentarse ante Dios sin creer en él, tan solo para, digamos: mostrarse en público, lo menos que le afectaría es la mentira de rendir fe a ese Dios, aquellos pues, se casaran con su mejor sonrisa y al menos habrán conocido, para mal o para bien, que aún existen y siempre existirán quienes por alguna razón creemos en algo.

4 comentarios

Lucia -

DE ACUERDOO CON TIGO

TE CHINGA LOS PEZONES -

estoy muy de acuerdo contigo


f: come pezones

ANÓNIMO -

LO QUE DICES ES VERDAD
Y ESTOY DE ACUERDO CONTIGO

Anónimo -

estoy muy de acuerdo contigo