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Kosh

47-3-19

Era una combinación excelente, repleta de armonía, de paz, que podía hallar un sinfín de opciones en su aplicación. Pero había una que era la que cambiaría el rumbo de la humanidad, esos números resultaban ser la combinación exacta que abrían la puerta a lo desconocido, que definían el pasaje a un espacio nuevo, diferente, en el cuarto eje, aquel que se puede percibir pero no se puede ver ni tocar ni sentir. La secuencia estaba oculta en las mentes de todos los seres humanos, en un rincón cercana a la corteza cerebral, como esperando algún día poder dar el gran salto y escapar del cuerpo, tener vida propia, lejos de la básica aritmética del miserable razonamiento humano. La clave flotaba en un campo abstracto superior, más allá de combinaciones entorpecidas por fórmulas, teoremas. Carecía de esencia lógica, pero al mismo tiempo rebalsaba de poder sobrenatural, mucho más cerca de la divinidad que de la realidad.
Pero el hombre, una vez más y haciendo uso de su instinto, la dejó escapar.

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