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EL CANTO NOCTURNO (VIII PARTE)

Al día siguiente bajé al sótano, donde recordaba que habían unas cajas que estaban desde antes de la mudanza. Abrí una de ellas y estaba vacía, en la segunda había unos cuantos libros, eran cuentos para niños. Abrí uno de ellos. Contaba en letra grande y con lindos dibujos la fábula de una ranita humanizada de mirada simpática. Entonces, al pasar las páginas se deslizó un papel y una foto que cayeron al piso. La foto quedó mirando hacia mí, y pude ver el mismo árbol y una niña radiante de vida hamacándose en el neumático. El papel era un recorte de un diario fechado veinticinco años atrás, el titular decía: "una niña de nueve años muere encerrada jugando a las escondidas sola".

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